Stand and Deliver (Con ganas de triunfar). 1988.

Esta es una película que funciona como guía principalmente para quienes practicamos la docencia, y está inspirada en un profesor boliviano.

Contando con las premisas básicas de los largometrajes realizados bajo una temática educacional, podemos encontrar esta vez al profesor Jaime Escalante, quien ingresa una preparatoria de los "barrios pobres" de la ciudad de los Ángeles para dar clases de Matemáticas a un grupo de estudiantes con ascendencia latina y nivel socioeconómico bajo, encontrándose con los problemas que comúnmente los docentes podemos encontrar en estas situaciones: estudiantes indisciplinados,  cuyo comportamiento es reflejo de las condiciones difíciles que viven en casa; estereotipados, ya que ni la sociedad ni el propio círculo de catedráticos confía en que pueden lograra los objetivos que se proponen, y niños que aceptan esos estereotipos que les han impuesto y los siguen como si fuera su destino. Y, por si fuera poco, estos niños tenían otro aspecto en contra que tenía que ver solamente con el sistema educativo al que se encontraban sujetos: profesore no preparados para enseñarles adecuadamente.

Así, el maestro se propone la tarea de conseguir que los jóvenes aprendan lo indicado en el curso de Matemáticas, y posteriormente modifica un poco ese objetivo para enseñarles Cálculo y lograr que presenten en examen avanzado en esta disciplina. De esta forma, el Sr. Escalante hace uso de estrategias prácticas para ayudarlos a entender un poco más, así como utilizar un lenguaje acorde al léxico que acostumbran los alumnos, y convirtiendo los problemas en situaciones que eran atractivas  y divertidas para ellos. Otro aspecto importante que se presenta en las películas de este tipo y que no podía faltar en esta es el apoyo que el profesor vierte en el alumnado, el cual los educandos perciben y sienta las bases para su autoconfianza. Sin embargo, el punto de quiebre se da cuando los estudiantes logran obtener calificaciones casi perfectas y los moderadores no creen que eso sea posible. Aquí considero importante aclarar que, como docente de grupo, es real que sospechemos de irregularidades cuando nos damos cuenta que dos o más alumnos obtuvieron los mismos aciertos y errores, además de observar que las respuestas dadas están escritas con casi las mismas palabras; empero, la experiencia de los estudiantes de debía no solo a esto, sino que estaba agravada por el hecho que su contexto hacía poco improbable que pudieran obtener resultados mucho más elevados que los pupilos de otras instituciones educativas con mayor prestigio.

Creo que esto último es la parte clímax de la cinta y el mensaje más importante que nos quiere dar. Todos los profesores alguna vez hemos trabajado con grupos o con alumnos que se han encontrado en los zapatos del colectivo de jóvenes que pudimos observar, pero si nos dejamos guiar por los prejuicios jamás seremos capaces de inspirar a nuestros alumnos a ser mejores; solo si confiamos en ellos, ellos podrán confiar en sí mismos, y por consiguiente, lograr lo que se propongan. Pero esto no último no llega solo, el papel educador del docente juega también un papel muy importante, por lo que, mientras se tenga pasión por enseñar y buscar los métodos correctos, los resultados serán cada vez mejores.